No importa cual es el camino elegido para llegar a ella pero si sabemos que delante de nosotros tenemos la posibilidad de admirar y estudiar un patrimonio histórico, artístico y monumental con valores universales, pues la civilización romana junto con la griega se les conoce como la cuna de la civilización occidental. Mientras que los Griegos dieron lo mejor de sí mismos en literatura, arte, filosofía y en la vida espiritual, los romanos en cambio dotados de un mayor sentido practico y racional, encaminaros sus esfuerzos hacia la política, la administración y la organización del imperio.
La Columna de Marco Aurelio, erigida entre los años 176 y 192, tras la muerte de este, para celebrar sus victorias en las Guerras Marcomanas.
Estas diferencias de caracteres se reflejan en sus obras: las griegas siguen el concepto de de la armonía pura y la belleza, en cambio los romanos aplicaban en sus obras un sello de grandeza, como también de utilidad, aun después de la caída del gran imperio en épocas menos florecientes que la de los Cesares, la historia ha querido, gracias a un extraño destino signado por la fatalidad que Roma conservara su rol de maestra de la civilización y que fuera centro cultural y moral del mundo al transformarse en la capital de la cristiandad y sede del sucesor de Pedro. En la época del renacimiento gracias al papado de la ciudad de Roma, esta volvió a desplegar una actividad cultural y artística que no se recordaba desde la antigüedad, este nuevo esplendor hallo su máxima expresión en la construcción de la nueva basílica de San Pedro, y del conjunto de los palacios Vaticanos con sus obras maestras de artistas como Donato d`Angelo Bramante, Rafael Sanzio y Miguel Ángel, que constituyen la máxima expresión artística de todos los tiempos.
Por lo tanto podemos decir que la ciudad de Roma es un testimonio perfecto de la larga historia de occidente y de su notable patrimonio artístico que conforman un trabajo titánico.
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